Enigmas y Misterios Grandes Jefes Nativos Americanos y su lucha por la libertad



Grandes Jefes Nativos Americanos y su lucha por la libertad

Historia y frases célebres de los Grandes Jefes nativos americanos  

Algunas de las tribus de indios americanos más conocidas son los apaches, los sioux, los cheroquis o los cheyenes, pero existieron otras muchas como los pies negros, los arapajó o los navajos. Estas contaban con una población que crecía de forma moderada y cumplieron un papel destacado en la historia de los Estados Unidos.

 

Los indios americanos tenían un fuerte espíritu guerrero, eran buenos cazadores y sentían un gran respeto por la naturaleza. Sin embargo, estas comunidades tenían sus propias lenguas y costumbres.

Se calcula que cuando los europeos llegaron a norteamérica, existían más de 300 lenguas indígenas diferentes en estos pueblos, de las cuales más de la mitad han desaparecido y las que aún se hablan están en peligro de extinción. 

Una de las actividades más populares de los indios americanos eran las danzas grupales, rituales que normalmente se hacían para pedir buena suerte a la madre naturaleza. 

Existían la danza del bisonte, la danza de la lluvia o la famosa danza del sol que estaba dirigida a pedir buena salud. Los chamanes dirigían la vida religiosa, y se realizaban distintos ritos y ceremonias, que incluían ayunos y ofrendas. 

Otra de las costumbres más importantes era el Pow-wow que consistía en un gran encuentro de tribus nativas de Norteamérica, y que todavía se continúa celebrando en la actualidad. La historia ha tratado de manera injusta a la comunidad india del lejano oeste. 

Casi siempre, en el cine mayoritariamente, han sido representados como guerreros sin escrúpulos que lo único que querían era hacer la vida imposible a los colonos americanos mientras invadían sus territorio.

Cuando los norteamericanos comenzaron a invadir el territorio de los nativos americanos e intentaron llevarlos a reservas en donde ya no podían llevar la vida libre y en contacto con la naturaleza que tanto amaban, los líderes de estos pueblos se opusieron, desencadenando cruentas guerras, muchas de ellas recreadas por Hollywood en el cine.

Grandes Jefes Nativos Americanos

 Toro Sentado (Tatanka Iyotanka)

(Sioux Hunkpapa.1837-1890)

Toro Sentado es uno de los jefes indios americanos más conocidos por haber liderado el combate más famoso entre nativos y norteamericanos, la batalla de Little Bighorn, el 25 de junio de 1876, en la que guerreros sioux y cheyenes derrotaron al Séptimo de Caballería, al mando del general George Armstrong Custer.

En 1868, varios jefes sioux, entre ellos, el famoso Nube Roja, habían firmado la paz con el Gobierno de EE.UU. El Tratado de Laramie establecía la reserva de Black Hills, en el territorio de Dakota. Sin embargo, Toro Sentado no aceptó el acuerdo y continuó atacando los fuertes de la zona de Missouri. 

A pesar de su victoria en Little Bighorn, en 1877 tuvo que huir a Canadá con unos miles de seguidores de su pueblo, pero la falta de alimento y las duras condiciones les hicieron regresar al cabo de un tiempo. Toro Sentado se rindió y el Gobierno les envió a la reserva de Standing Rock.

Más tarde, el líder sioux abandonó el lugar por un tiempo para unirse al curioso show del famoso Buffalo Bill. Las danzas de los espíritus que se practicaban en las reservas para la expulsión de los hombres de raza blanca despertaron suspicacias en el Gobierno estadounidense, que enviaron hombres para detenerlo. Al negarse a ser arrestarlo ilegalmente, recibió un disparo en el pecho. En la refriega murieron también su hijo y trescientos miembros de su tribu.

El guerrero no es alguien que pelea, no tiene derecho a tomar la vida de otro. El guerrero, para nosotros, es aquel que se sacrifica por el bien de los demás. Su tarea es cuidar a los mayores, a los indefensos, a aquellos que no pueden hacerlo por su cuenta, y por sobre todo, a los niños, el futuro de la humanidad.

Si el gran Espíritu hubiera deseado que yo fuera un hombre blanco me habría hecho blanco... ¿Es un agravio amar a mi pueblo? ¿Soy malvado porque mi piel es roja? ¿Porque soy un sioux? Dios me hizo un indio. "El Gran Espíritu nos dio esta tierra y aquí estamos en casa. No quiero que roben a mi pueblo... quiero que todos sepan que estoy en contra de cualquier venta de nuestra tierra.

 

Caballo Loco (Tasunka-Witko)

(Sioux Oglala 1849-1877) 


Caballo Loco fue otro líder indio que luchó junto a Toro Sentado en la batalla de Little Bighorn y se alió con el resto de jefes nativos para expulsar a los blancos de su territorio. 

Fue él quien mató al general Custer, escena que ha sido reconstruida en numerosas películas como Murieron con las botas puestas, Fort Apache, La gran matanza sioux o Winchester 73.

Tasunka-Witko era el jefe de los oglala, una de las tribus sioux. A los 16 años adoptó el nombre de su padre y participó en su primera batalla. 

En el Tratado de Laramie firmado por el jefe Nube Roja, los indios renunciaban a parte de sus territorios, pero recibían otros, entre ellos, las Colinas Negras, un lugar sagrado para los nativos. 

Sin embargo, el problema llegó cuando empezaron a correr rumores sobre la existencia de oro en este lugar. Muchos colonos comenzaron a instalarse en la zona, y a pesar de los intentos de compra del territorio, los indios americanos se negaron. 

Caballo Loco, al igual que el jefe Toro Sentado, se negó al acuerdo de Laramie y declaró la guerra a los estadounidenses. No murió en el campo de batalla, sino que fue asesinado a traición por un soldado norteamericano que le clavó una bayoneta en la espalda.

...Todo el mundo le amaba. Sus ojos atravesaban las cosas. Cuando el pueblo se dolía de hambre, dejaba de comer. Era un gran hombre. No pudieron matarle en el campo de batalla. No tenía más que unos treinta años cuando murió.

 

Nube Roja (Makhpyia Luta)

(Dakota sioux 1822-1909) 

Nube Roja fue un respetado jefe indio de los sioux y el único que ganó una guerra a los Estados Unidos de América, la llamada “guerra de Nube Roja”, que tuvo lugar entre 1866 y 1868. 

Los sioux, junto a los cheyenes, derrotaron al ejército norteamericano, y el Gobierno se vio obligado a firmar el Tratado de Laramie por el que cedían los fuertes que habían construido en la ruta de Bozeman, que cruzaba el territorio Lakota de esta nación amerindia y les otorgaban territorios propios y autónomos. 

Aunque los estadounidenses incumplieron su palabra, el jefe indio americano Nube Roja no participó en la Gran Guerra Sioux posterior, liderada por Toro Sentado y por Caballo Loco. 

A pesar de la tan sonada batalla de Little Bighorn, desde entonces los nativos perdieron lo poco que tenían y el hambre hizo que poco a poco las tribus se fueron rindiendo.

Primero fueron los cheyenes y, más tarde, los líderes Caballo Loco y Toro Sentado. Los sioux quedaron reducidos a miserables espacios, dispersos y poco fértiles, lo que les convirtió en dependientes de las ayudas gubernamentales. A diferencia de los otros líderes, murió de viejo, y siempre intentó sin éxito negociar para que su pueblo tuviera una situación mejor.

Nuestro pueblo se derrite como la nieve en las laderas de las colinas al calor del sol, mientras que los miembros de su pueblo brotan de la tierra como los tallos de hierba en primavera

 

Gerónimo (Goyathlay)

(Apache Chiricahua 1829-1909) 

A diferencia de los otros tres grandes jefes sioux, Gerónimo perteneció a la tribu chiricahua de los apaches. Había nacido en Arizpe, en el estado de Sonora (México), y fue una pesadilla tanto para el Gobierno mexicano como para el estadounidense. De hecho, al comienzo luchó para vengar el asesinato de su mujer y su hija a manos de los mexicano

Es uno de los indios nativos americanos más controvertidos, ya que muchos apuntan a que, más que defender a los pieles rojas de la opresión de los blancos, era un saqueador y violento. En cualquier caso, llevó a cabo varios asaltos para liberar a los apaches de las reservas. 

Entre ataque y ataque, Gerónimo y los suyos solían refugiarse en Sierra Madre, en el estado mexicano. Tras un periodo de resistencia, Gerónimo se rindió y fue trasladado hasta una reserva en Oklahoma, donde vivió tranquilo hasta los 79 años. 

Memorias del gran jefe apache Gerónimo

 

No tenía arma, ni tampoco tenía deseos de pelear, ni podía considerar la recuperación de los cuerpos de mis seres queridos. No oré, ni decidí hacer nada en particular, porque no me quedaba ningún propósito.

 

En el verano de 1858, estando en paz con los pueblos mexicanos y con todas las tribus indígenas vecinas, fuimos hacia el sur, a México, para comerciar. Toda nuestra tribu (apaches bedonkohe) pasó por Sonora hacia Casas Grandes, nuestro destino, pero justo antes de llegar a ese lugar nos detuvimos en otro pueblo mexicano llamado por los indios “Kas-ki-yeh” [posiblemente, Janos, Chihuahua]. 

Ahí acampamos, en las afueras del poblado. Todos los días entrábamos al pueblo a comerciar y dejábamos una pequeña guardia en el campamento para proteger nuestras armas, provisiones, y para que las mujeres y los niños no fueran molestados durante nuestra ausencia.

Un día, cuando regresábamos tarde del pueblo, nos encontramos con algunas mujeres y niños que nos dijeron que tropas mexicanas de otros pueblos habían atacado nuestro campamento, matado a todos los guerreros de la guardia, capturado a todos nuestros ponis, robado nuestras armas, destruido nuestros suministros, y que mataron a muchas de nuestras mujeres y niños. 

Nos separamos rápidamente, ocultándonos lo mejor que pudimos hasta el anochecer, cuando nos reunimos en un lugar de encuentro designado: unos matorrales junto al río. Se colocaron centinelas y silenciosamente entraron uno a uno: cuando se juntaron todos, descubrí que mi anciana madre, mi joven esposa y mis tres pequeños hijos estaban entre los asesinados. 

No había luces en el campamento y, sin ser notado, caminé en silencio y me quedé de pie junto al río. No sé cuánto tiempo estuve allí, pero cuando vi a los guerreros que organizaban un consejo, ocupé mi lugar.

Este artículo está conformado por fragmentos del libro Geronimo’s Story of His Life, editado por S. M. Barrett y publicado en 1906, en Nueva York, por Duffield & Company.  

 

No existe otro clima o suelo como el de Arizona. Es mi tierra, mi casa, la tierra de mi padre, a la que ahora no me dejan volver. Quiero terminar allí mis días, y ser enterrado entre aquellas montañas

 

Cochise (Shikhashe)

(Apache Chiricahua 1812-1874) 


Cochise fue el jefe de los apaches chiricahua, al igual que Gerónimo. De hecho, fue su predecesor. Este pueblo amerindio vivía entre los territorios del sur de los EE.UU. (Nuevo México y Arizona) y el norte de México (Sonora y Chihuahua). Apaches y colonos habían convivido por unos años sin incidentes, hasta que Cochise fue acusado por error del secuestro de la hija de un colono.

Cochise se alió con su suegro, Mangas Coloradas, y con ellos comenzaron las conocidas como guerras apaches que pusieron en jaque a los Estados Unidos (1861-1886) en el territorio de Arizona. 

Al final el Gobierno estadounidense alcanzó un acuerdo con ellos para que conservaran una reserva en parte de los territorios de sus antepasados, entre los montes Chiricahua y el valle de Sulphur Spring.

 

Yo he matado a diez hombres blancos por cada Indio muerto,... pero sé que los blancos son muchos y los Indios pocos... Yo quiero vivir en estas montañas. Firmaremos la paz y la guardaremos fielmente. Pero nos dejarán vagar libres, ir a donde queramos.

 

Jefe Joseph (Hin-mah-too-yah-lat-kekht , "Trueno que retumba en las montañas")

 1840-1904

Uno de los jefes indios del Oeste más nobles fue el Jefe Joseph, de la tribu de los nez percé. Este nombre oficial proviene del francés “nez percé”, que significa nariz agujereada y hace referencia a la costumbre de este pueblo de llevar pendientes en la nariz.

Los nez percé vivían en torno al valle de Wallowa, entre los estados de Idaho, Oregon y Washington, un lugar muy fértil que pronto los norteamericanos empezaron a codiciar. Aunque el Jefe Joseph fue pacífico y trató de evitar la guerra, el Gobierno les obligó a trasladarse a reservas con violencia.

No le quedó más remedio al Jefe Joseph y a su tribu que revelarse en 1877, lo que desembocó en un sangriento conflicto en el que solo sobrevivieron poco más que 400 nez percé. Aunque vencieron algunas batallas, no ganaron la guerra. Entonces fueron llevados a una reserva donde muchos murieron de hambre y sed.

Jefe Joseph no paró de escribir cartas al Gobierno de los EE.UU. reclamando igualdad como todos los estadounidenses para elegir dónde querían vivir. Finalmente, en 1880, a los menos de 300 sobrevivientes de la tribu se les permitió regresar al noroeste, pero a la Reserva Colville en Washington, no al valle Wallowa.

 

Tsi´yu-Gunsin (Arrastrando Canoa)

 ¿1734? - ¿1792? Cherokee

 

Tsi'yu-gunsini nació aproximadamente 1734, en lo que hoy es el condado de Monroe, en Tennessee. Las marcas que la viruela contraída en su infancia ayudaron, sin embargo, a conferir a su rostro el aspecto fiero que tanto atemorizaba a sus enemigos. 

De estatura muy por encima a la media del resto de cherokees, se opuso radicalmente a la cesión o venta de territorio a colonos blancos y la firma de cualquier tratado que supusiera a cualquier renuncia de soberanía.

En julio de 1777, liderando una fuerza de setecientos guerreros, desencadenó una serie de ataques a los asentamientos y granjas de colonos diseminados por la actual Carolina del Norte, llegando a asediar Fort Watauga, principal enclave militar de la zona. 

Su valor quedó también demostrado, defendiendo el Valle de Cumberland, en la campaña que ha pasado a la Historia con el nombre de "Batalla de las Fanfarronadas".

No hay acuerdo en torno a la fecha de su muerte. Algunas fuentes apuntan a que esta tuvo lugar el 17 de marzo de 1792, en su propio campamento cerca de Trenton (en la actual Georgia), como consecuencia de la infección en un leve rasguño provocado por una bala disparada de modo casual, durante la celebración de un "baile de las cabelleras", costumbre extendida entre los guerreros cherokees para dar gracias a Yowa (El Creador) después de una victoria. 

Pero aunque ésta sea la hipótesis más verosímil, otras fuentes hablan de que la muerte de Arrastrando Canoa tuvo lugar meses después, en septiembre, de un disparo en la cabeza, en la batalla de Buchanan's Station.

Sin embargo, las leyendas cherokees hablan de aun de su presencia en la batalla de Horseshoe Bend (1812) y algunas de las escaramuzas mantenidas por las milicias contra los Creek en 1814.

Sea como fuere, su ejemplo tuvo decisiva influencia en otro de los líderes imprescindibles de la región, Tecumseh (de los Shawnee) durante la agresión de Andrew Jackson contra los nativos de las regiones del sur.



Naciones indias enteras se han fundido como bolas de nieve bajo el sol antes el empuje del hombre blanco. Apenas si dejan grabados nuestros nombres tras la destrucción.  ¿Dónde están los Delawares? Su grandeza anterior es hoy apenas una sombra. Esperábamos que los hombres blancos no estuvieran deseosos de llegar más allá de las montañas. Ahora esa esperanza se ha ido. Las han atravesado, y se ha establecido en nuestra tierra Tsalagi (Cherokee).  Desean consagrar la usurpación firmando un tratado. Si lo consiguen, ese misma ambición les llevará a una y otra vez a apoderarse de más tierra. Propondrán nuevas cesiones y, finalmente el país Tsalagi (Cherokees) entero pasará a sus manos.  Los que quedemos de esta gente -antaño grandes y formidables- seremos obligados a buscar refugio en algún lejano desierto. Pero por poco tiempo, justo el imprescindible hasta que sus banderas se pongan de nuevo en movimiento.  Cuando ya no podamos retroceder más, proclamarán la extinción de los miserables Cherokees. ¿Debemos asumir el riesgo y aceptar las consecuencias, someternos y aceptar la pérdida de nuestras tierras?  Quizás eso esté bien para quienes sean demasiado viejos para cazar o luchar. En cuanto a mí, cuento con guerreros jóvenes que me respaldan. Nosotros defenderemos nuestra tierra. (1775)

 

Tecumseh (Estrella Fugaz)

 (Shawne 1768-1813)


Tecumseh es uno de los jefes nativos más reverenciados. Soñó con una confederación india independiente del gobierno de los Estados Unidos y se enfrentó al Ejército en alianza con las tropas británicas presentes en Canadá.

Tecumseh es, además, hermano de Tenskwatawa , conocido como el Profeta. Sus enseñanzas de rechazo a todos los elementos de la cultura blanca, como la venta de tierras, el uso de armas de fuego y el consumo de alcohol, así como su profecía de que un gran desastre iba a suceder a los colonos blancos motivaron a decenas de tribus a sumarse a la lucha de Tecumseh.

Era valiente, rápido y fuerte, un guerrero hábil y audaz. Hay muchas descripciones sobre las cualidades de Tecumseh, líder indígena de la tribu de los shawnee. Vivió en Norteamérica hace 200 años y luchó por la libertad de su pueblo.

No se sabe si todas las historias sobre su vida son ciertas. Pero todos los historiadores coinciden en que tenía una meta importante: buscaba la libertad de los pueblos nativos de América del Norte.

“Tecumseh soñaba con unir a todas las tribus indígenas en una gran alianza para defender sus territorios frente a la invasión de los colonos blancos”, dice el experto alemán Michael Friedrichs, que estudió la vida del líder indígena.

Tecumseh nació probablemente en 1768, en lo que hoy es el estado de Ohio, al sur de los Grandes Lagos.

Cuando tenía apenas 8 años, en 1776, los estadounidenses blancos proclamaron la independencia del país de Gran Bretaña. En las luchas previas, en las que participaron tribus indígenas en uno y otro bando, murió el padre de Tecumseh.

En 1809 algunos caciques indígenas cedieron a los blancos miles de kilómetros cuadrados de sus territorios a cambio de poco y nada. Tecumseh reaccionó indignado, proclamando que la tierra, al igual que el aire y el mar, no se podía vender.

Recorrió pueblos indígenas convenciendo a las diversas tribus de que debían unirse contra la invasión blanca. Su propuesta era fundar una gran nación indígena, que superase las tradicionales diferencias y enemistades entre las tribus.

Con el respaldo de los guerreros que lo apoyaban, intentó negociar con los blancos estadounidenses que no avanzaran más allá del río Ohio.

El gobernador William Harrison se reunió varias veces con Tecumseh, pero no aceptó su propuesta. Ante esta situación, Tecumseh se alió en 1812 con los ingleses, que intentaron recuperar las colonias perdidas atacando a Estados Unidos desde Canadá.

Para conseguir su apoyo, los ingleses le prometieron a Tecumseh que respetarían los territorios aborígenes. Pero el 5 de octubre de 1813, Tecumseh murió en una batalla. Su sueño no llegó a cumplirse.

Un plan audaz

Tecumseh tenía un plan muy ambicioso. Quería unir a todas las tribus indígenas del territorio estadounidense en una gran alianza. Recorrió centenares de kilómetros en canoa para visitar pueblo por pueblo y hablar con su gente.

“Tecumseh tenía el don de entusiasmar a sus oyentes con sus palabras”, explica el historiador alemán Michael Friedrichs.

A pesar de que no era en realidad un cacique, fue reconocido como un líder por muchos indígenas. Pero no todos lo aceptaron. Algunos caciques se le opusieron e incluso combatieron contra Tecumseh.

Una pantera al acecho

Tecumseh significa en el idioma de los shawnee “Pantera agazapada para el salto”. Su nombre también ha sido traducido como “Estrella fugaz” o “Flecha veloz”.

También la forma de escribir el nombre del líder indígena tiene muchas versiones distintas. Tecumsah, Tikamtho o Tecumtha son sólo algunas. “Hay unas 70 formas de escribir su nombre en inglés”, dice el experto alemán Michale Friedrichs.

“Esto ocurre porque la forma en que se pronuncia el nombre indígena no es fácil de reproducir con nuestro alfabeto”.

Al narrar la Masacre del Fuerte Dearborn en Chicago, el Gran Jefe Simón Pokagon de la Nación Pottawatomie recuerda la voz de Tekumseh en el año 1800, advirtiéndoles sobre la inminencia de la masacre así: 

 

Delante de mi se paran los verdaderos dueños de esta hermosa tierra. El Gran Espíritu en su sabiduría les dio estas tierras a ustedes y a sus hijos para que las defiendan. Para eso les puso aquí. Pero la raza del invasor, como una inmensa serpiente, se enrosca cada vez más cerca en torno de ustedes. No le basta con rodearlos sin salida.   Han construido en Chicago, en el corazón mismo de su territorio un fuerte militar con tropas, preparado y equipado para la guerra. Tan cierto como que los cielos están sobre ustedes, han decidido destruirlos, a ustedes y a sus hijos y ocupar para ellos estas buenas tierras. Luego destruirán estos bosques, cuyas ramas silban con los vientos sobre las tumbas de sus padres cantando melodías en su honor.  Si dudan de lo que les digo vengan, acompáñenme al este o al sur. A pocas jornadas en sus caminos ancestrales, les mostraré tierras que ustedes alguna vez habitaron, totalmente desoladas. Allí, bosques de edades incalculables, han sido derribados y convertidos por el fuego en cenizas. Allí, el búfalo y el venado, los pájaros y los peces han desaparecido.  Allí, las aves de los bosques, cuyos dulces cantos alguna vez alegraron sus oídos, han abandonado esas tierras para no regresar jamás. Y las flores silvestres con las que sus mujeres gustaban de adornarse, se pudrieron y han muerto.  Deben tener presente que estos forasteros no son como ustedes- están privados de afecto natural, porque aman el oro y la ganancia más que unos a otros. Algunos de ellos les seguirán en sus huellas en silencio y con sigilo como el lobo persigue al venado, para matarlos como ustedes cazan y matan la pantera.  

 

Ninguna tribu tiene el derecho de vender [tierra], ni siquiera a otra, mucho menos a extranjeros… ¡Vender un país? ¿Por qué no vender también el aire, las nubes y el gran mar con la tierra? ¿No los hizo el Gran Espíritu para uso de todos sus hijos” y “…la única manera de detener esta iniquidad [pérdida de tierra] es, para los hombres rojos, unirse y reclamar un común e igual derecho sobre la tierra, como era en un principio, y debería ser ahora, para que nunca sea dividida

 

Hinmahtoo-Yahlahket (Joseph)

 (Nez percé 1840-1904)


En 1.903, un año antes de su muerte, Jefe Joseph realizó una visita a Washington, D.C. En aquella época, lo mismo que hoy, la figura de Joseph estaba rodeada de una Aureola de Leyenda. Sus Contemporáneos le describían como una persona digna y tranquila, de una fidelidad inquebrantable a sus principios y a sus deberes.

Los Nez Percés eran la Tribu más numerosa del Noroeste. Ocupaban la Región del Río Columbia en Washington, Oregón e Idaho. La tribú de Joseph el Viejo vivía en el Valle del Wallowa, al Noreste de Oregón.

Joseph el Joven accedió a la Jefatura de su tribú de Nez Percés a la muerte de su padre en 1.871. Algunos Jefes Nez Percés habían firmado en 1.855 de mala gana un Tratado con los Estados Unidos por el que cedían gran parte de su Territorio y en el que se les reconocía la Soberanía sobre el resto. 

Pero cuando en 1.860 se descubrió Oro en la Región, los Washichus o Hombres blancos siguieron instalándose en el Territorio reservado a los Indios y en 1.863 el Gobierno instó a los Nez Percés a firmar otro Tratado cediendo más Tierras.

El Gobierno de los Estados Unidos, presionado por los Colonos blancos, no cejaría en su empeño de que Hinmahtooyahlahket abandonara su Valle Natal del Wallowa y se trasladara con su Pueblo a una Reserva.

 El, que al igual que su padre había cedido una y otra vez aconsejando siempre la paz, que había decidido tras profunda meditación, según confesión propia, que renunciaría a su Tierra, abandonaría la Tumba de su padre y aceptaría lo que fuera con tal de no manchar con la sangre de los Washichus las manos de los suyos, se vio arrastrado por las circunstancias a librar una Batalla tras otra con las Fuerzas Gubernamentales en su intento de llevar a su Pueblo a Canadá.

El 5 de Octubre de 1.877, cuando prácticamente habían conseguido su objetivo, tras muchos combates y un recorrido increíble, muy cerca ya de Canadá, Jefe Joseph decidió que no podían seguir luchando ni huir sin abandonar a los heridos, los ancianos y los niños; y entregó las Armas.

Se me ha pedido que les abra mi corazón. Me complace tener ocasión de hacerlo. Deseo que los blancos comprendan a mi Pueblo. Algunos creen que el Nativo es como un Animal Salvaje, sin animo de menospreciar a mis Animales Talismán. Pero es un gran error.  Les explicaré a mi modo cómo ve las cosas el Nativo. El blanco emplea más palabras para explicaros lo que le parece, pero la verdad requiere pocas palabras. Tengo que deciros exactamente lo que siento y os lo diré sin rodeos. El Gran Espíritu me está mirando y oirá mis palabras. Me llamo Hinmahtooyahlahket (Trueno que Retumba en las Montañas). Soy Jefe de la tribú Wallamwatkin de los Chutepalu o Nez Percés. Nací en la Región Oriental de Oregón hace treinta y ocho Inviernos. Mi padre fue Jefe antes que yo.  El Señor Spaulding, un Misionero, le puso el Nombre de Joseph cuando era joven. Murió hace unos años. Dejó un buen nombre en la Tierra. Me dio buenos consejos para Guiar a mi Pueblo.
Nuestro Padres nos dieron muchas Leyes que habían aprendido de sus Padres. Estas Leyes eran buenas. Nos mandaban tratar a todos los hombres como ellos nos trataban a nosotros, a no romper nunca un trato, a no cometer la Indomignia de mentir, a decir siempre la verdad, a considerar deshonroso tomar la Esposa de otro hombre o tomar sus Propiedades sin pagar por ellas. Nos enseñaron a creer que el Gran Espíritu lo ve y lo oye todo y que nunca olvida; que después dara a cada hombre una Casa Espiritual según sus merecimientos; si ha sido bueno, tendrá una buena Casa; si ha sido malo, tendrá una Casa mala. Los Animales Talisman nos Guían. Yo creo todo esto. Y todo mi Pueblo cree lo mismo.

Hasta hace unos cientos de Inviernos desconociamos que hubiera otro Pueblo además del Indio; entonces llegaron a nuestra Tierra algunos hombres de Rostro Blanco. Ellos trajeron muchas cosas para cambiarlas por Cueros y Pieles. Trajeron Tabaco, que nosotros no conocíamos. Los nuestros no podían hablar con aquellos hombres pero utilizaron Señas, que entienden todos los Pueblos.  Estos hombres se llamaban Franceses y ellos llamaron a mi Pueblo Nez Percés porque llevaban aros en la nariz como adorno. Aunque ya muy pocos los llevan, se les sigue llamando igual.
Las palabras no pagan por los muertos de mi Pueblo. No pagan por mi Territorio, dominado ahora por los blancos. No protegen la Tumba de mi Padre. No pagan todo mi Ganado y mis Caballos. Las buenas palabras no cumplen la promesa de su Jefe, el General Miles.  Las buenas palabras no dan Salud a mi Pueblo ni impiden que los mios sigan muriéndose. Las buenas palabras no dan a mi Pueblo un lugar en el que poder vivir en paz y cuidar de sí mismo. Estoy cansado de las palabras que se quedan en nada. Han hablado demasiado hombres que no tenían derecho a hablar.
Permítanme ser un hombre Libre; Libre para Viajar, Libre para Pararme, Libre para Trabajar, Libre para Comerciar, Libre para seguir las Creencias de mis Padres, Libre para Pensar y Hablar y Actuar por mi mismo. Cuando el blanco trate al Indio como a los demás blancos se acabarán las Guerras 

 

         Hinmahtooyahlahket ha Hablado por su Pueblo.      

El hombre blanco no tiene ningún derecho de venir sencillamente aquí y quitarnos nuestras tierras. Este territorio ha pertenecido siempre a nuestra tribu... Nosotros estamos contentos y felices con que se nos deje en paz. La reserva Lapwai es demasiado pequeña para nuestra mucha gente y todo su ganado". "Déjenme ser un hombre libre. Libre para viajar o quedarme, para trabajar, para comerciar donde escoja, libre para elegir a mis propios maestros, para seguir la religión de mis padres, libre para pensar, hablar y actuar por mí mismo". "La tierra es la madre de todas las personas, y todas las personas deben tener derechos iguales en ella.

                    

Jefe indio Seattle                         

(Suquamish, ¿1.786? -1.866)

El jefe Seattle -también conocido como Noah Sealth, Seathl o See-ath- (alrededor de 1786-1866) fue un líder indio de las tribus nativas americanas suquamish y duwamish, asentadas en los territorios que hoy pertenecen al estado de Washington.

Ante un momento histórico y un clima hostil, el jefe indio se alzó pacificador con los colonos ingleses, convirtiéndose al catolicismo y buscando garantías de acomodo para el hombre blanco.

Mantuvo una estrecha relación con David Swinson Maynard, uno de los padres fundadores de Seattle y a su vez activo luchador por los derechos de los nativos amerindios. Fue precisamente Maynard quién le otorgó el rango de jefe.

Seattle es considerado en la actualidad uno de los mayores referentes del movimiento ecologista

Gracias a la carta que en 1855 envío a Franklin Pierce, presidente de los Estados Unidos, en la que, entre otras cosas, ponía de manifiesto la importancia de cuidar de los recursos naturales, resumiendo su pensamiento con esta frase:

Continuan contaminando y corrompiendo su lecho y cualquier noche morirán ahogados en su propia suciedad. Eso sí..., caminarán hacia la extinción rodeados de gloria y espoleados por la creencia en un Dios que les da poder sobre la Tierra y sobre los demás hombres. 

Cuando todos los búfalos se hayan ido, los caballos salvajes hayan sido domados, el rincón más secreto del bosque invadido por el ruido de la multitud, y la visión de las colinas esté manchada por los alambres parlantes, cuando desaparezca la espesura y el águila se extinga, habrá que decir adiós al caballo veloz y a la caza.  

 

Puedes leer la carta completa del jefe Seattle a Franklin Pierce aquí.

 Ver también: Guerreros Nativos Americanos

Fuente:   Cultura Inquieta  Relatos e Historias de México  Naciones Indias   Okdiario  Tispain     Oasys

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